Durante días
fueron creciendo los rumores: Moreira se iba porque se iba, no había marcha
atrás. Parecía que Moreira y Peña Nieto se echaban la bolita el uno al otro; Moreira decía que se iría solamente si así se lo pedía el candidato, el
candidato decía que era decisión de Moreira el irse, así pasaban los días, en
ese interesante juego de pelota, hasta que Moreira apareció en “El Asalto a la
Razón”, conducido por Carlos Marín, donde aseguró que no se iba y no se iba,
así de fácil.
Menos de una
semana después, Rubén Moreira (hermano de Humberto) tomaba protesta como el nuevo gobernador de
Coahuila, en medio de protestas y rechiflas ciudadanas afuera del congreso del
estado y en medio también de una visita de AMLO a los empresarios coahuilenses,
visita en la cual, como diría un ilustre sonorense, “como que el se los andaba
pidiendo y como que ellos se lo querían dar” (su voto).
Pero por más que
parecía que Moreira se estaba envalentonando y no se iba y no se iba, ocurrió
algo que lo hizo pensarlo dos veces y salir de prisa, se empezó a rumorar que era inminente que la PGR emitiera una orden de presentación en su contra, lo
cual implicaría policías entrando a la sede nacional del PRI en búsqueda de su
líder nacional, algo que hubiera resultado un verdadero espectáculo mediático y
hubiera dañado muchísimo la imagen del PRI, ya que nunca en la historia ha
ingresado la policía a la sede nacional de un partido para buscar a su
presidente, bajo sospecha de malversación de fondos públicos (no que ningún
presidente de algún partido nunca haya malversado fondos públicos, pero sería
la primera vez que van al edificio del partido por él).
Con esa amenaza
en el aire a Moreira le exigieron su pronta renuncia, anunciándola durante un
evento interno del partido en el cual se le tomó protesta a la secretaria general del PRI
como nueva presidenta del mismo, en el entendido de que el próximo presidente
del PRI será el senador Coldwell, un político más afín a Beltrones que a Peña.
Así acabaron los
nueve meses de presidencia de Humberto Moreira, aquel político joven que llegó a la presidencia de su partido con el apoyo del priismo entero y que fue candidato único a la presidencia de su
partido, el político bravucón que ponía apodos y se reía de sus adversarios, el que todo
lo tomaba a broma, se fue con la cabeza gacha y con la cola entre las patas; Se
fue a Coahuila a “dar la cara” por haber dejado a su estado como el estado más
endeudado de todo el país, y con el estigma de que en el futuro
cercano y mediano, su apellido estará asociado siempre con la idea de fracaso,
mentiras, deuda, robo, cinismo y derrota.
Ahora solo falta
que se aclare la deuda de Coahuila y se castigue a los responsables, pero el
solo hecho de que este escándalo haya obligado a Moreira a renunciar, es un
castigo moral a Moreira. Solamente falta esperar el castigo legal, pero por lo
pronto al Sr. Moreira, Enrique Peña Nieto y esta página, le dedico esta canción:
Marat.
que Guapa era Daniela Romo!..
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