lunes, 5 de diciembre de 2011

¡Ay María! ¿No que no te ibas?


Durante días fueron creciendo los rumores: Moreira se iba porque se iba, no había marcha atrás. Parecía que Moreira y Peña Nieto se echaban la bolita el uno al otro; Moreira decía que se iría solamente si así se lo pedía el candidato, el candidato decía que era decisión de Moreira el irse, así pasaban los días, en ese interesante juego de pelota, hasta que Moreira apareció en “El Asalto a la Razón”, conducido por Carlos Marín, donde aseguró que no se iba y no se iba, así de fácil.




Menos de una semana después, Rubén Moreira (hermano de Humberto) tomaba protesta como el nuevo gobernador de Coahuila, en medio de protestas y rechiflas ciudadanas afuera del congreso del estado y en medio también de una visita de AMLO a los empresarios coahuilenses, visita en la cual, como diría un ilustre sonorense, “como que el se los andaba pidiendo y como que ellos se lo querían dar” (su voto).

Pero por más que parecía que Moreira se estaba envalentonando y no se iba y no se iba, ocurrió algo que lo hizo pensarlo dos veces y salir de prisa, se empezó a rumorar que era inminente que la PGR emitiera una orden de presentación en su contra, lo cual implicaría policías entrando a la sede nacional del PRI en búsqueda de su líder nacional, algo que hubiera resultado un verdadero espectáculo mediático y hubiera dañado muchísimo la imagen del PRI, ya que nunca en la historia ha ingresado la policía a la sede nacional de un partido para buscar a su presidente, bajo sospecha de malversación de fondos públicos (no que ningún presidente de algún partido nunca haya malversado fondos públicos, pero sería la primera vez que van al edificio del partido por él).

Con esa amenaza en el aire a Moreira le exigieron su pronta renuncia, anunciándola durante un evento interno del partido en el cual se le tomó protesta a la secretaria general del PRI como nueva presidenta del mismo, en el entendido de que el próximo presidente del PRI será el senador Coldwell, un político más afín a Beltrones que a Peña.

Así acabaron los nueve meses de presidencia de Humberto Moreira, aquel político joven que llegó a la presidencia de su partido con el apoyo del priismo entero y que fue candidato único a la presidencia de su partido, el político bravucón que ponía apodos y se reía de sus adversarios, el que todo lo tomaba a broma, se fue con la cabeza gacha y con la cola entre las patas; Se fue a Coahuila a “dar la cara” por haber dejado a su estado como el estado más endeudado de todo el país, y con el estigma de que en el futuro cercano y mediano, su apellido estará asociado siempre con la idea de fracaso, mentiras, deuda, robo, cinismo y derrota.



Ahora solo falta que se aclare la deuda de Coahuila y se castigue a los responsables, pero el solo hecho de que este escándalo haya obligado a Moreira a renunciar, es un castigo moral a Moreira. Solamente falta esperar el castigo legal, pero por lo pronto al Sr. Moreira, Enrique Peña  Nieto y esta página, le dedico esta canción:


Marat.

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